viernes, 12 de septiembre de 2008

CIVILISACIONES GRIEGAS

• Orígenes de la Civilización griega
Los orígenes de la civilización griega estarían en la isla de Creta, al sureste del Peloponeso, a partir del 2100 a. C. aproximadamente, donde se desarrolla la civilización Minoica, nombre tomado del legendario Rey Minos, que se asocia a la leyenda del Laberinto y el Minotauro. Los Aqueos, pueblo guerrero invade y somete por las armas a los cretences y luego extienden su dominio a la península del Peloponeso, pero lentamente se transculturizan y adoptan la cultura helénica, es el tiempo de los Reyes Guerreros, hechos hermosamente relatados por Homero, en la Iliada y la Odisea, como por ejemplo: la guerra de Troya.
Luego otros pueblos invaden la peninsula de los Balcanes, ocupando diversos territorios de Grecia y Asia Menor, siendo los principales los eolios, los jonios y los dorios.
Entre los siglos VIII y V a.C. la Península de los balcanes se hace insuficiente para contener y alimentar a la creciente población helénica, por lo que comienza la migración y el poblamiento paulatino de todas las costas del mar mediterráneo. Debido a su gran preparación los griegos influyen enormemente en los pueblos vecinos quienes empiezan a transculturizarse utilizando elementos de la cultura griega.
Es así como las antiguas polis pasan a convertirse en Metrópolis (Ciudad Madre) de las nuevas polis, pero estas no tienen ningún tipo de dependencia a no ser de carácter afectivo o que realizan comercio mutuamente.
La región hoy día llamada Grecia no parece haber sido en la antigüedad habitada de un modo estable; por el contrario, eran en ella frecuentes las migraciones, y sus habitantes abandonaban sin dificultad el territorio bajo el impulso de inmigrantes cada vez más numerosos: no existía el comercio, no había seguridad ni en las comunicaciones terrestres ni marítimas; cada tribu trabajaba sus propios campos sólo para subsistir; no disponían de dinero ni cultivaban la tierra, porque nunca sabían si caería sobre ellos un invasor que, al estar sin la protección de unas murallas, se los arrebataría todo; la seguridad de que en cualquier otra gente podrían hallar el alimento necesario para cada día, unido a las demás circunstancias, fomentaba en ellos una constante emigración, y por este mismo hecho no se distinguían ni por la importancia de sus ciudades ni por cualquier otro signo de poder.
Eran sobre todo las regiones más ricas las que cambiaban de población con mayor frecuencia, como, por ejemplo, lo que hoy se llama Beocia y Tesalia, y la mayor parte del Peloponeso, a excepción de Arcadia; en suma, los países más fértiles. La feracidad del suelo aumentaba la fortuna de algunos individuos, lo que provocaba revueltas que eran la causa de su ruina, hecho que los exponía aún más a los ataques de pueblos de otra raza. Por lo menos el Ática, debido a la pobreza de su suelo, se vio durante mucho tiempo libre de discordias, y ello determinó que fuera ocupada siempre por los mismos habitantes.
Es una confirmación importante el hecho de que las restantes regiones, en razón de los constantes cambios de población que sufrían, no crecieron en la misma medida. En efecto, de entre los individuos que, por causa de las guerras o de las luchas intestinas, eran desterrados de las demás regiones de Grecia, los más poderosos acudían a Atenas en busca de asilo, por considerarla un lugar seguro. Y, a medida que iban adquiriendo la ciudadanía, fueron engrosando aún más la población de la ciudad, hasta tal grado que, más tarde, tuvieron que enviar colonias a Jonia, por entender que el Ática ya no tenía suficiente capacidad.
Prueba, también importante, de la pobreza de al antigua Grecia es el hecho de que, con anterioridad a las guerras troyanas, no parece que hubiese llevado a cabo ninguna acción militar en común. Es más, a mi entender, ni siquiera se aplicaba entonces el nombre de Helenos al país entero, y que antes de Helen, hijo, del Deucalión, ni tan solo existía ese nombre, sino que cada pueblo daba el suyo a cada región particular, y el de los Pelasgos era el más extendido. Pero una vez Helen y sus hijos hubieron impuesto su supremacía en la Ftiótide, fue entonces cuando, al ser invocada su ayuda desde las otras ciudades, empezaron, independientemente y de un modo progresivo, a llamarse a sí mismos helenos, debido a sus relaciones con ellos; pero tal denominación tardó mucho tiempo en extenderse a todos.
Homero proporciona la prueba más concluyente: pese a haber vivido mucho tiempo después de la guerra de Troya, en ningún pasaje emplea esa denominación en sentido colectivo, ni llama así a ningún pueblo a excepción de Aquiles y sus guerreros, que precisamente procedían de la Ftiótide y que, cabalmente, fueron los primeros helenos; en cambio, en sus poemas habla sólo de dánaos, argivos y aqueos. Es más, ni siquiera utiliza el término bárbaros, a mi entender porque todavía no era una realidad la distinción de griegos como denominación única para oponerla a aquellos. Así, pues, estos pueblos, que hablaban la misma lengua y que fueron recibiendo paulatinamente el nombre de helenos, primero por estados, luego ya todos en bloque, en razón de su debilidad militar y de la falta de relaciones mutuas, no realizaron ninguna acción conjuntamente. Y aún si llegaron a llevar a cabo los mentados actos bélicos fue cuando hubieron adquirido ya una cierta experiencia naval.
• Características de la Civilización griega
Sociedad griega: Los griegos vivían en ciudades-estado independientes, entre las que se destacó Atenas, donde los hombres atenienses lograron consolidar un sistema democrático.
La Alimentación: Entre los productos básicos de la dieta griega destacan: las legumbres, cebollas, ajos, repollos, aceitunas; las frutas como las uvas (utilizadas para elaborar vino), los higos, manzanas y peras. Por ser una región bañada por el mar, constituye un producto básico de la alimentación el pescado, mariscos, calamar y pulpo.
La Vivienda: Eran de diversos tamaños y calidades dependiendo de la riqueza y condición social del propietario.
En general los griegos construyeron sus casas de bloques de adobe secados al sol, con tejas de arcilla o ramas en el techo, con puertas y ventanas de madera (sin vidrios.
Creencias religiosas y mitológicas: A semejanza de varios pueblos de la antigüedad, los griegos eran politeístas. Creían que los dioses eran seres inmortales y vivían en el Olimpo, pero constantemente estaban en contacto con los seres humanos, interviniendo en su vida e incluso enemistándose o uniéndose con ellos.
Fiestas griegas en honor de los dioses: Los griegos celebraban grandiosas fiestas en honor de los dioses, a nivel nacional e internacional. Las fiestas nacionales más importantes eran las Panateneas y las Dionisiacas, mientras que las fiestas internacionales más destacadas eran las Panhelénicas.
Las creaciones artísticas: Los griegos fueron un pueblo de artistas, especialmente orientados a la arquitectura y escultura.
Desde el punto de vista arquitectónico los griegos crearon tres tipos de órdenes: Dórico, Jónico y Corintio.
En todos ellos el soporte esencial es la columna, la que marca el carácter del estilo.
La población de la civilización griega (según estimaciones para 1998) es de 10.662.138 habitantes, lo que equivale a una densidad de 81 hab/km². Su población es alta en proporción al tamaño y la capacidad económica del país, en el que hay bastante pobreza. Tanto la tasa de natalidad (antes una de las mayores de Europa) como la de mortalidad han descendido en los últimos años, y la tasa anual de crecimiento, que en el periodo 1950-1960 era de un 1%, en 1998 se situaba en el 0,43%. Cerca de un 60% de la población es urbana. Gran parte de ésta se concentra alrededor de Atenas, Salónica (Tesalónica), en Macedonia, al oeste del Peloponeso y en las islas Corfú, Zante y Quíos, algunas de las de mayor aglomeración urbana.
n el último periodo de la edad del bronce en Grecia (1500-1200 a.C.), el continente fue absorbiendo paulatinamente la civilización cretense. Hacia el 1400 a.C., los aqueos conquistaron y controlaron las islas y poco después también dominaron el continente, en especial la región de Micenas. Debido a las exhaustivas investigaciones de sus ruinas, la ciudad da su nombre a los antecesores aqueos, aunque también destacaron en importancia otras ciudades-estado. La guerra de Troya, descrita por Homero en la Iliada, comenzó alrededor del 1200 a.C. y probablemente fue uno de los conflictos bélicos que tuvieron lugar entre los siglos XIII y XII a.C. Puede que tuviera relación con la última y más importante invasión del norte, que ocurrió en aquel tiempo e introdujo la edad del hierro en Grecia. Los dorios abandonaron las montañas del Epiro y descendieron al Peloponeso y a Creta, utilizando armas de hierro para conquistar y expulsar a los anteriores habitantes de estas regiones. Los dorios derrocaron a los monarcas aqueos y se asentaron sobre todo en las regiones meridionales y orientales de la península. Esparta y Corinto se transformaron en las principales ciudades dóricas. Muchos aqueos buscaron refugio al norte del Peloponeso, zona que más tarde se llamó Aquea. Otros resistieron duramente a los dorios, y tras ser sometidos, fueron reducidos a servidumbre y denominados `ilotas'. Los que lograron huir se refugiaron en el Peloponeso, se reunieron con sus parientes en Ática y en la isla de Eubea, pero después emigraron al igual que los eolios a las costas de Asia Menor. En los siglos posteriores al 1200 a.C. la progresiva colonización de las costas de Asia Menor, primero por los refugiados procedentes de zonas ocupadas por los dorios y más tarde por los mismos dorios, convirtieron la región en parte política y cultural de Grecia. Por cada una de las tres divisiones étnicas griegas se creó una gran confederación. La parte norte de la costa de Asia Menor y la isla de Lesbos formaban la Confederación Eólica. La Confederación Jónica ocupaba el distrito medio, llamado Jonia, y las islas de Quíos y Samos. Al sur de las islas de Rodas y Cos se estableció una Confederación Dórica. Varios siglos después (750-550 a.C.), el rápido aumento de la población, la escasez de alimentos, el florecimiento de la artesanía y el comercio y otros factores conllevaron una nueva oleada colonizadora. Se fundaron colonias en lugares tan lejanos como la costa oriental del mar Negro y Massilia (actual Marsella, Francia), y tuvieron lugar asentamientos en Sicilia y la parte meridional de la península Itálica. Esta última tenía tal densidad de población griega que se la conocía como la Magna Graecia.
• Idiosincrasia de la Ciudad espartana
La antigua ciudad, incluso en sus días más prósperos, sólo era un grupo de cinco pueblos con casas simples y algunos edificios públicos. Los pasos que conducían al valle del Eurotas se defendían con facilidad y Esparta no tuvo murallas hasta finales del siglo IV a.C. Los habitantes de Esparta estaban divididos en ilotas (esclavos), quienes realizaban todos los trabajos agrícolas; periecos, una clase sometida de hombres libres pero sin derechos políticos, que principalmente eran comerciantes; y los ciudadanos espartanos (homoioi o iguales), la clase gobernante política y militar, descendientes de los dorios que invadieron la zona en el 1100 a.C.

La base de la grandeza espartana se atribuyó a la legislación de Licurgo, pero lo más probable es que fuera resultado de las reformas introducidas hacia el 600 a.C. En el siglo VII a.C., la vida en Esparta era similar a la de otras ciudades griegas, florecieron el arte y la lírica (véase Alcmán). Desde el siglo VI a.C. en adelante los espartanos acrecentaron su austeridad y rigidez militar, de forma que toda su disciplina estaba dirigida a la guerra. Así, no se permitía que un niño con defectos físicos sobreviviera; los niños comenzaban su instrucción militar a la edad de siete años y entraban en filas a los veinte. Aunque podían casarse, estaban obligados a vivir en los cuarteles hasta los treinta años; desde los veinte años hasta los sesenta, todos los espartanos tenían que servir como hoplitas (soldados de a pie) y comer en la fiditia (comedor público).

Las primeras luchas de Esparta fueron contra Mesenia, en el suroeste del Peloponeso, y Argos, una ciudad localizada en el noreste de dicha península. La primera guerra contra Mesenia terminó hacia el 668 a.C. con la derrota de los dorios, la mayoría de los cuales fueron reducidos a la calidad de ilotas. Por lo general, vencieron a los descendientes de los aqueos y a los dorios de Argos en las guerras que mantuvieron con ellos. Con su disciplina severa, se convirtieron en una nación de guerreros decididos y osados, capaces de un patriotismo abnegado, como demostraron los 300 héroes de las Termópilas, cuando en ese desfiladero perecieron las tropas del rey espartano Leónidas I enfrentadas a los persas (480 a.C.), pero incapaces de adoptar un programa político y económico sensato, debido a la peculiar configuración autoritaria y poco representativa de la sociedad y el poder político espartano, todo ello agravado por el siempre presente enfrentamiento con las sucesivas revueltas de los ilotas.

La guerra del Peloponeso, iniciada en el 431 a.C., transformó la rivalidad latente entre Atenas y Esparta en conflicto abierto. La derrota de Atenas en el 404 a.C., condujo a la consolidación de la hegemonía espartana sobre los estados griegos, pero los ejércitos de Tebas, a las órdenes de Epaminondas, privaron en el 371 a.C. a Esparta de su poder y de sus adquisiciones territoriales, reduciendo su territorio a las fronteras originales. Más tarde, Esparta se convirtió en parte de la provincia romana de Acaya y parece ser que prosperó durante los primeros siglos del Imperio romano. Los visigodos, dirigidos por su rey Alarico I, destruyeron la ciudad en el 396 d.C.
• Formas de vida en Atenas

A mediados del siglo IX a.C., la ciudad-estado (polis) de Atenas se anexionó el territorio que la rodea, incluyendo el puerto de El Pireo. Cuando la monarquía fue sustituida por una aristocracia nobiliaria, los ciudadanos atenienses obtuvieron algunos derechos. El Areópago (consejo de ancianos) dominaba la ciudad y designaba tres magistrados (posteriormente nueve), o arcanos, con carácter anual, que se responsabilizaban de la dirección de los asuntos bélicos, religiosos y legislativos. El descontento con este sistema, desembocó en un intento de acabar con él durante la dictadura de Cilón (632 a.C.). La persistencia de la agitación social, llevó a Dracón a dictar un riguroso código de leyes (llamadas leyes draconianas y cuyo uso hoy se aplica a leyes muy estrictas) que promulgó en el 621 a.C. Este código, vino a agudizar aún más la crisis social y económica pero, en última instancia, llevó al nombramiento consensuado de Solón como arconte en el año 594 a.C. Solón instituyó un consejo (Bulé), una asamblea popular (Ekklesia), y tribunales de justicia. También impulsó el comercio, reformó la acuñación de moneda, y atrajo comerciantes extranjeros a la ciudad. El éxito de sus reformas sólo fue parcial.
En el 560 a.C. el tirano Pisístrato, apoyado por la aristocracia, consiguió hacerse con el control de Atenas. Hizo que las reuniones del Bulé se celebraran en el ágora (plaza del mercado), y construyó un nuevo templo en honor a Atenea (la diosa protectora de la ciudad) en la Acrópolis. Pisístrato también impulsó espectáculos públicos como los juegos panatenáicos o panateneas, que se celebraban cada cuatro años en honor de Atenea. Tanto el tirano como sus hijos Hipiase e Hiparco emprendieron la construcción de muchas obras públicas entre los años 560 y 510 a.C. En el 509 a.C., Clístenes dirigió una revolución democrática que derrocó la tiranía de Hipias. Estableció el derecho igual para todos los ciudadanos y reorganizó la estructura tribal de la ciudad, ya que sus bases y principales apoyos eran los sectores más populares del centro de la ciudad y de El Pireo. La poderosa Asamblea popular formada por todos los ciudadanos se reunía en la colina Pnyx, situada tras la Acrópolis.
En el año 480 a.C. Atenas fue saqueada y estuvo a punto de ser destruida por los persas. El político ateniense Temístocles, que había derrotado a los invasores persas en la isla de Salamina, inició la reconstrucción de la ciudad, construyendo murallas defensivas en torno a Atenas y El Pireo. También empezó a construir otra muralla que conectaba a Atenas con su puerto. Sus trabajos fueron continuados por Pericles en torno al 450 a.C. Pericles, más que cualquiera de los restantes políticos democráticos, convirtió Atenas en una gran ciudad. Usando fondos públicos, construyó el Partenón, el templo de Niké, el Erecteion, y otros grandes monumentos. Potenció el ágora, en la que se podían encontrar productos de todo el mundo. Atenas, a la cabeza de la Liga de Delos, formada en el 477 a.C. por diferentes ciudades-estado para hacer frente al peligro persa, se convirtió en un poder de tipo imperial. Sus tribunales juzgaban casos relativos a toda la región del Egeo. La vida cultural de la ciudad alcanzó un importante auge. Se representaban grandes comedias y tragedias en el teatro de Dionisio, detrás de la Acrópolis, y Pericles atraía a su círculo a los principales intelectuales del momento. La ciudad, con su sistema democrático en el que participaban todos los ciudadanos atenienses y su brillante estilo de vida, se convirtió en modelo de cultura helénica. En estos momentos, su población debía rondar los 200.000 habitantes, de los que 50.000 eran ciudadanos varones con plenos derechos políticos, el resto —mujeres, extranjeros y esclavos— carecían de ellos.

Al ser derrotada por Esparta en la devastadora guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), la ciudad inició su declive. Sócrates fue obligado a acabar con su vida, por cuestionar las ideas tradicionales. Pese a todo, la filosofía siguió floreciendo. En el siglo IV a.C. aparecieron escuelas de filosofía, como la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles, y Demóstenes, Isócrates y otros, convirtieron la retórica en una de las bellas artes.
• Siglo de Pericles
Aparecía en esta época Pericles, hombre de brillante elocuencia, se decía que su lengua eran tempestad y rayos, por lo cual fue apodado el olímpico. Pericles era un demócrata descendiente de Clístenes, y estaba convencido que el nuevo sistema de gobierno era la llave para conseguir un desarrollo cultural y cívico jamás visto. Era un hombre de bajo perfil, reservado y de aires nobles. Era casado con Aspasia de Mileto que pronto fue la principal figura femenina en Atenas gracias a las reuniones de intelectuales que ofrecía en su casa, el mismo Sócrates reconocía cuan agradable era asistir a sus charlas.
Aprovechando el desencanto que tuvieron los atenienses con Cimón, Pericles hizo que se le aplicase el ostracismo, y este fue el fin de las relaciones entre Esparta y Atenas.
Los espartanos reaccionaron rápidamente y reorganizaron la antigua liga del Peloponeso, se disponían a hacerle la guerra a los atenienses.
448ac- Pericles era conciente del peligro en el que estaba expuesto Atenas ya que enfrentaba a los persas y a Esparta al mismo tiempo. Cimón en su exilio organizó una campaña naval, en la que moriría, contra Chipre que estaba bajo dominio persa, luego de expulsar a los invasores de la isla en una gloriosa victoria, Pericles aprovechó la ocasión para firmar la paz con el rey de reyes, pero no se consiguió que los persas firmaran dicho tratado ni que reconocieran la independencia de los jonios, luego de algunas discusiones los persas se comprometieron a no entrar al mar Egeo y establecerse a no menos de una jornada de las ciudades griegas en Asia.
Dos años más tarde se firmó un tratado de armisticio que se llamó “la paz de treinta años” con la liga espartana, se reconocía a Esparta como soberana de la liga del Peloponeso y a Atenas como centro de la Confederación de Delos, se prohibía que ambas ciudades se quitaran aliados y se comprometieron a arreglar sus problemas verbalmente, poniendo fin de manera repentina la “Primera guerra del Peloponeso”.
Atenas- La victoria de los helenos sobre los orientales, ensalzó principalmente a los atenienses, responsables en un gran porcentaje de la libertad de los griegos. Atenas se convirtió en el núcleo de Grecia, y gracias a Pericles, el poder se consolidaría firmemente en la próspera ciudad, este político de elocuencia tan admirable, llegó a ganarse la confianza del pueblo, cosa que no era común en los tiranos griegos.
Pericles se preocupó de embellecer la ciudad construyendo memorables templos y otros monumentos, no dudó en quitar fondos de las arcas de la Confederación para ello, razón por la que más de una vez fue advertido de que Atenas era como una mujer frívola que exhibía sus joyas a las demás ciudades griegas. Pericles decía que Atenas no tenía por que rendir cuentas a las demás ciudades.
Aenas, destruida durante las Guerras Médicas y victoriosa en la batalla naval de Salamina, ganó un considerable prestigio. Con los recursos que les producía el comercio, los ateniense se dedicaron a reconstruir y embellecer su ciudad bajo la dirección de Pericles, quien gobernó a partir del año 460 a.C. El gran auge cultural y económico del que gozó Atenas en esa época es considerado el período más esplendoroso de la historia griega, llamado por lo mismo Siglo de Oro de Pericles.
Pericles era un gran demócrata, que se preocupó de que sus ciudadanos fueran todos iguales ante la ley. Esto excluía a extranjeros y esclavos, ya que no eran considerados ciudadanos. Sin embargo, la voz del pueblo era muy importante para Pericles, por lo que se podían expresar fundamentalmente a través de tres instancias: el Consejo o Bulé, la Asamblea Popular y la Magistratura.
El siglo de Pericles se caracterizó por la confianza en la capacidad del pueblo ateniense para dirigir todo tipo de asuntos de Estado. Sin embargo, esa confianza terminó por traicionarlos, y los intereses de los hombres se antepusieron a los de la comunidad, decayendo así la democracia.
• Principales manifestaciones artísticas de los griegos.
El conjunto de manifestaciones artísticas que se desarrollaron en Grecia y sus colonias entre los siglos XI y I a.C. Aunque esta cultura tuvo su origen en la civilización del Egeo, su evolución posterior la convirtió en uno de los periodos más influyentes de la historia del arte occidental.

El arte griego se caracterizó por la representación naturalista de la figura humana, no sólo en el aspecto formal, sino también en la manera de expresar el movimiento y las emociones. El cuerpo humano, tanto en las representaciones de dioses como en las de seres humanos, se convirtió así en el motivo fundamental del arte griego, asociado a los mitos, la literatura y la vida cotidiana.
Se conservan pocos ejemplos intactos o en su estado original de la arquitectura y escultura monumental, y en el ámbito pictórico no se conocen grandes ciclos decorativos. Sin embargo, se conservan importantes piezas de cerámica, monedas, joyas y gemas que, junto con las pinturas funerarias etruscas, nos ofrecen algunas pistas sobre las características del arte griego. Estos restos se complementan con relatos extraídos de fuentes literarias. Algunos viajeros, como el romano Plinio el Viejo o el historiador y geógrafo griego Pausanias, vieron in situ muchos de los objetos artísticos que se conservan hoy día deteriorados o en mal estado, y sus relatos ofrecen una valiosa información acerca de algunos artistas y sus principales obras.
La función principal de la arquitectura, la pintura y la escultura monumental hasta aproximadamente el año 320 a.C., fue de carácter público, ocupándose de asuntos religiosos y de la conmemoración de los acontecimientos civiles más importantes, como las competiciones atléticas. Los ciudadanos sólo utilizaron las artes plásticas para la decoración de sus tumbas. Sin embargo, las artes decorativas se dedicaron sobre todo a la producción de objetos de uso privado. El ajuar doméstico contenía un gran número de vasijas de terracota pintadas, con elegantes acabados, y las familias más ricas eran propietarias de vasijas de bronce y espejos. Muchos objetos realizados en terracota y bronce incorporaron pequeñas figurillas y bajorrelieves.
Los arquitectos griegos construyeron la mayoría de sus edificios en mármol o piedra caliza, y utilizaban la madera y las tejas para las techumbres. Los escultores labraron el mármol y la caliza, modelaron la arcilla y fundieron sus obras en bronce. Las grandes estatuas votivas se forjaban con planchas de este metal o se recubrían de láminas de oro y marfil que se aplicaba sobre una estructura interna de madera. Algunas veces se realizaban por separado las cabezas o los brazos extendidos, que posteriormente se unían al torso. La escultura en piedra y en arcilla se pintaba total o parcialmente con pigmentos brillantes. Los artistas griegos empleaban colores al agua para pintar grandes murales o decorar vasijas. Los ceramistas modelaban las piezas en tornos de alfarero y cuando se secaban las pulían, pintaban y cocían.
El arte griego se divide normalmente en periodos artísticos que reflejan sus cambios estilísticos. Las compartimentaciones cronológicas desarrolladas en este artículo son las siguientes: 1) periodos geométrico y orientalizante (c. 1100 a.C.-650 a.C.); 2) periodo arcaico (c. 660 a.C.-475 a.C.); 3) periodo clásico (c. 475 a.C.-323 a.C.); 4) periodo helenístico (c. 323 a.C.-31 a.C.).

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